martes, 24 de enero de 2012

VIII

Las nubes tocan cabellos dorados.
¿no mostrabas en tus manos mujeres grávidas?

Bebamos de la hierva hijo mío, y hablemos,
aún tendrás tiempo y costumbre por aprender
de está más que nada pesadumbre.

De la vida misma... el amor... o el desamor...
Ya se pasara... no aflijas, deberás atender.

Una flota en velas y no se quema,
alguien que sale de la sombra
 y no se más que se afloja la vista,
no se sabe si es porque a nadie ama.

Nubes mías... que las diría...
que late el corazón
más que se aguardan ansias hasta salir.

No mires atrás, no mires al alba con lágrimas en los ojos,
ama, se amar, intenta amar....

Pero cuando sean ellas quienes no te amen...
no dejes como lecho del sueño y le dejas morir... el rencor, el desprecio, la soberbia.

Cuando las oportunidades lleguen arriesgaras todo, lo se.

No dejes de soñar....
No dejes de amar....

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El ve la luz Y yo le oigo. Me es como si viniera hacia nosotros con los pasos del un dos tres cua, un dos tres... No se si es imaginar...