Me sigue la vida de uva y dulce
nada más cerca que donde yo te ame,
donde mi mundo contigo esclarece
una noche de pecado no infame.

Luminosa como clavada estrella
y de una flor de las que nadie halla,
si algún día como fiel princesa
sobre mis manos piel tan carnosa

avitara eterno sumo deseo,
que no cuando existente mareo
no estas a mi encuentro, yo te busco.

Creo en el adjetivo prohibido,
es de un poema naufragado
que sale porque te quiere...
y si por propia sangre no me hiere,

Será este gran amor correspondido
y no por miedos estar escondido,
tierna sorisa que en mano aflore
lo que hace de estación alegre.





 

Creía saber de mí,

que suficiente te daba 

para tener todo de ti

y nunca nada.

Creía,

ingenuamente

creía...

Y es verdad

que andando

se corre más. 

Y es de lealtad

dejar pasar el tiempo...

saber demás.  

 Hecho a la leña

el perdón de un corazón

a ver si fuego crea 

la razón de despedida. 

El rayo que pasa cerca

y la luz no se oye 

Que fría me quedare

de cien días no durare.

Por más
que sepas
que té esperare.

Ya nada
sabre de ti.

Creía,

ingenuamente

creía...

Y es verdad

que andando

se corre más. 

Y es de lealtad

dejar pasar el tiempo...

saber demás.  

Quisiera perderte de nuevo
en las conquistas de mi real vida,
las sobras que te doy en mi abrasivo
corazón,, el que dio nunca nada.

Y yo no entiendo tal aflectivo,
pero que de no verte abismada
salta y se salva de abismo vivo,
será te quiero, enamorada

De mi, ya algo sea bienvenido,
que es de gran mi honor reconocido,
triste soy y vengo ya de muy lejos.

¿Será odio y amor los espejos
en que me miro, y  dicen los sueños
que no es no querer lo desconocido?.

de gran amor es hoy, ayer y firme,
y mío es el amor de rosa y trigo,
dar el lugar mismo, donde té ame, 

tuyo ardor.. devuelvo lo que tengo.

pero ya nadie vale si no teme

sabia, deseo, que aquí retengo,

que yo no quisiera tal derrame,

a mi me es igual que si voy y vengo.

una media vida yo posea

bien que quien nada se recrea   

a mi lado se que no estará de mi.

que aquí nadie note y ya vea 

lo que sin dudar en su día rumí, 

¡ya!, ¡ahora!, he de apreciar tú semi