La niebla humedece mi pluma
Se mojan mis manos sin requerimiento alguno
Quiere que escriba hoy su tristeza
¡Por dios quien dijese que tuviera yo tal caleza!
¡Por dios quien dijese que mantuviera yo tal maleza para no hacerlo!
¡Pero por dios quien dijese que supiera yo de su rareza!
Vamos aprender del otoño para entendernos con la muerte
Pero primero sentiremos el frío invierno, para acostumbrarnos al desamor...
Duele más que perder la vida.
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